Realidad virtual

Ayer miré al cielo y me sentí feliz. Estaba encapotado por nubes que amenazaban lluvia, pero de algún modo sabía que eran nubes pasajeras. Me hubiera gustado que se hubieran quedado, que hubieran relajado el ambiente y saludo el atardecer con su frescor de ricién lavado. Pero me contenté en contemplarlas mientras entraba en el pueblo montado en mi moto.

Las nubes siempre están ahí pero la gente no las ven. Sólo cuando molestan chispeando gotas sobre los vestidos de las mujeres gordas. Las delgadas siempre encuentran algún balcón bajo el cual recorrer algunos metros, a salvo de sus ataques y codeándose con los demás transeuntes. Por eso me gustan. Sacan el verdadero ser de los individuos. Unos corretean de lado a lado de la calle, otros aguardan impacientes, otros con paraguas se rien por dentro de los que se están mojando, otros miran tras sus ventanas esperando algún acontecimiento extraordinario... a mi, no me molesta mojarme. A veces me sorprendo soñando totalmente empapado, con ráfagas de viento violentas que barren las calles de otros transeúntes. Pero sólo es uno de mis sueños favoritos. Tengo más. Algún día los contaré, pero no hoy. Son demasiado extraordinarios para gastarlos en unas pocas líneas. Hay que mimarlos sino, cuando los buscas, ya no están... ¿Te imaginas un cuento sobre sueños? Hace poco leí uno sobre una niña que buscaba el sueño y no lo encontraba. En la cocina, en la sala de estar, en el jardín, en el lavabo... hasta que miró bajo las sábanas de la habitación de sus padres. Se hizo un hueco entre sus padres y se durmió. ¿No es extraordinaria como historia? Así son las historias de verdad, no las que ocurren a diario, sino las que se cuentan de forma simple y entorno a una idea concreta, casi evidente. Otras que me gustan son las que un acontecimiento inconexo contado al principio determinan el final de la historia. Como una llave sin la cual no puedes cerrar la puerta. ¿Habéis visto la película de Amenabar, Los Otros? Pues igual. ¿Quién no nos dice que la realidad en que vivimos es una realidad virtual y que realmente la realidad de facto es la de quien nos está soñando? Porque al fin y al cabo, "nuestra realidad" depende siempre de la percepción de los demás y del grado que éstos acuerden a conceder a nuestra realidad como real o virtual. Curioso en su conjunto. Si, en cambio, crees en tu propia realidad sin tener en cuenta otras percepciones, te tachan de loco, que inventas, que lo recuerdas mal, que distorsionas tus historias... lo que hacemos todos, vaya. Esto es, la realidad virtual, la que inventamos para sentirnos mejor.

Almas muertas

¿Has probado alguna vez a ser invisible? Pues funciona. Bueno, si eres un tío corriente almenos, funciona. Lo probé una vez. Fui al cine y entré en la tienda de chuches. Como siempre, cogí regaliz, me encanta. Y los supositorios de colores... ya desde niño me gustaban muchísimo e imagina cosas con ellos, pues puedes comerlos de uno en uno, lamerlos hasta que sólo queda el regaliz de su interior, ponerte dos a la vez en la boca como un bampiro... dan para mucho. Cuando terminé salí y ya está. Me senté tranquilamente en un sofá frente a frente a la tienda. Sabían el doble no buenos, curioso. Unas jóvenes que entraron no tuvieron tanta suerte, claro, no les quitaban el ojo de encima!

Lo peor de todo es que hay gente que son invisibles no porque no se les vean, sino porque no existen. El poder de la mente es incalculable. Puede parecer una obvidad, pero es un hecho que aprendí hace tiempo. Porque al final, las cosas valen por la intensidad que las deseas. ¿No te ha pasado nunca que quieres mucho, mucho, un juego y cuando lo tienes, un tiempo después se queda apartado debajo de un montón de cosas? A eso me refiero. Con las personas pasa lo mismo. Existen en el mismo grado en que éstas son capaces de compartir, comunicar, expresar, ilusionar, amar, odiar, enseñar, aprender, olvidar, encariñar, crecer; pero hay personas apáticas, totalmente incapaces de hacerlo en su plenitud. Es como tener un orgasmo y que no puedas eyacular. ¿Jode, no? Su incapacidad los vuelve invisibles hasta el punto que dejan de existir. La gente se olvida de sus aniversarios primero. Luego, de llamarles por navidad, y poco a  poco así, de todo. Hasta que ya no sabes más cómo se llama, dónde vive ni de quienes son sus amigos. Yo conozco gente que es así. Los llamo las "almas muertas"...

Escribo, pienso, me inspiro, pienso, corrijo,... ahí está, mis pensamientos. Por qué lo llamaron blogger? Hubiera sido más casual llamarlo psicólogo o psilogger... Mi mujer me ha pedido si quiero acompañarla mañana al psicólogo. Primera pregunta que hace cualquiera, está buena?, puesto que es mujer. No, me dice, si es para que te ordene la ideas... "Ordene" + "Ideas" = "Mujer", por poco que sepa de matemáticas, no puede haber un igual por medio.

No, las ideas están en la nube y blogger, mi psicólogo, fuerza a recomponerlas en párrafos simétricos. Ventajas? Psss, ninguna, sólo que no tiene desventajas. Escribes, piensas, te inspiras, piensas, corriges, y no nadie te pide cuentas. Ni en un supuesto futuro (espero!). Al final, son las ideas de los demás que te fuerzan a avanzar y el frío de la web evita los zarandeos de la gente en tu discurso íntimo y personal. Hay algo más simétrico que esto? Lo que me inquieta son las asimetrías, que distorsionan mi forma de pensar y que manipulan los actos de uno para que acabes haciendo lo que los otros quieren. Sí, peco de decir pocas veces NO. Ayer dije NO a mi mujer y se quedó pasmada!! Yo me decía, "tienes que ser valiente y utilizar el NO en tus respuestas". Ellos lo utilizan en sus inquisiciones... "no te olvides de aquello". Pero, ¿por qué yo? Hazlo tú para variar!! "¿No me harás eso, verdad?".. ¿hacerte el qué? Ya te apañarás! Fui a comprarle un reloj blanco como la nieve, hecho de silicona, como estos masturbadores que ves por internet. Me imaginé usándolo con... no, no menciono nombres (por ahora ; )). Pues tu verás... yo no te he pedido nada, no sé por qué esperas que yo haga algo que al fin y al cabo no quiero hacer... ¿por qué debería? ¿está escrito en alguna parte y me lo he perdido?

El problema de fondo es este, después de veinte años la gente ya no se espera a que digas no a las cosas... y lo achacan a la crisis de los cuarenta, a la presión del trabajo, al bochorno sofocante de la calle, y a no sé cuántas chorradas más. No, utilizo el NO porque es una palabra amable, corta, sensible a la dobles negaciones, acogedora con las promesas, al mismo tiempo que cruel como un martillazo directo al dedo gordo del pie. Y es que, después de todo, ¿NO es más fácil así, cara a cara con mi blog que NO delante de "mi" psiquiatra'?